da al infinito. Marx lo hace. Pero, ateniéndose más a la forma externa que a la medula del problema, mejor confunde que ilustra a quien desea ponerse al corriente.
Tratemos de demostrarlo.
Confusiones paralelas
La confusión que engendra Marx es debida a que los errores cometidos antes, al enjuiciar el valor, se proyectan ahora -- obligadamente -- en el estudio de la plus valía. Y son esos errores- al propio tiempo que la falta de una visión nítida y amplia del problema- los que le tienen sujeto a las apariencias engañosas de la forma.
El cambio de pan por vino, o de dinamos por alpargatas, o de trajes por motores de explosión, o de patatas por muebles- que tan solo en casos excepcionales será viable en el terreno personal, de individuo a individuo- difiere en absoluto del que se efectúa en base a uno cualquiera de los dos ciclos establecidos para asegurar las especulaciones del capitalismo... o de un Estado que tome en sus manos la gerencia de la Economía.
No existe entre ambos modos de cambio ni la más remota analogía. Es una cosa que salta a la vista. Porque la plus valía resulta -- en el caso que presenta Marx -- del cambio entre un valor real y otro ficticio. Si el cambio se efectúa entre valores reales - Y SIN INTERMEDIARIOS- a especulación resulte imposible.
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