como-de su fuerza individual de trabajo. Y la interrogación surge espontanea de las entrañas del hecho: Como se pueden armonizar ambas extremos?
Si hubiéramos de atenernos rigurosamente a la forma en que Marx plantea el problema, no se podría. Pero se puede. Porque intervienen otros factores de innegable poder. Entra en juego un elemento, comprobado experimentalmente, que paso desapercibido a Marx, pero que la visión aquilina de Proudhon puso de relieve.
Fue Proudhon quien observo primeramente lo que sucede cuando el esfuerzo productor pierde su carácter individual para convertirse en hecho social. Y con esa observación dio con la clave principal de la plus valía, ya que la otra- la que se establece en base a la especulación entre el precio de costo y el de venta-, puede desaparecer a medida que el capitalismo se acerque al pago íntegro de la fuerza de trabajo de cada obrero, mientras que aquella que resulta de la conjugación ordenada del esfuerzo productor entre docenas y centenares de obreros, queda siempre en pie.
Repitámoslo: quedar en pie hasta en la casa de renunciar totalmente el capitalismo al beneficio que - separadamente - le asegura cada trabajador. Porque entonces retiene el beneficio del esfuerzo colectivo, esfuerzo que "no suma, sino que multiplica la resultante de los esfuerzos individuales".
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