DE LA PROPAGANDA
Propagar el Ideal es vivirlo.
El Ideal nuestro es patrimonio de todos y no puede ni debe encerrarse en un corazón, porque pertenece a muchos corazones. Acapararlo para si, para el GRAPO es hacerlo mezquino, es hacer del Ideal una mercadería. Entonces, para vivir el Ideal es menester extenderlo a todos, porque es de todos, como es de todos la luz del sol y el agua de los ríos.
Ahora bien ¿cómo debe propagarse el Ideal? Por el libro? Por la acción? Por la escena? Ya se ha dicho mucho y se escribió mas, acerca de estas clases de propaganda. Quien prefiere el libro, poderoso clarín que retumba sonoramente en todos los rincones de la humanidad; quien discute la acción, de formidables vuelos instantáneos, que hace vibrar en pocos minutos a todos los hilos del telégrafo; quien defiende la escena, semillero de luces que sintetiza los siglos en cuatro horas; quien en fin, discute la conveniencia de otros muchos medios eficaces para la propaganda del Ideal, como la huelga, como la hoja, como la rebeldía.
Es un error; es un grave error.
Propagar el Ideal de una o tantas maneras determinada; creer que la palabra tiene mayores probabilidades de abrirse paso en el espíritu oscuro de las muchedumbres; hacer uso en fin de la escena en el teatro y desaprobar la propaganda individual por tales o cuales consideraciones; todo lo que sea nivelar sistemas a base de criterios personales, es uno de los mas graves errores que padecemos a sabiendas o por puro espíritu de leguleyeria.
La propaganda del Ideal no debe tener limites; debe hacerse a toda hora y en toda partes, con la palabra y con el libro, con la bondad y con la rebeldía; entre los nuestros y los extraños, en el café y el boulevard, a través de los días y de las fronteras.
About Propaganda
To propagate the Ideal is to live it.
Our Ideal is patrimony of everyone and it can't and shouldn't be locked in one heart, because it belongs to many hearts. To monopolize it for oneself, for the GRAPO is to make it stingy, is to make merchandize out of the Ideal. Then, to live the Ideal it is necessary to extend it to everyone, because it belongs to everyone, just like the sunlight and the water of the rivers belongs to everyone.
Now, how should the Ideal be propagated? Through books? Through action? Through scene? It has been said many times and written even more times, about these types of propaganda. Who prefers the book, the powerful bugle that resounds sonorously in every corner of humanity; who discusses the action, of formidable instantaneous flights, that makes the wires of the telegraph vibrate in little time; who defends the scene, seed plotter of lights who synthesizes the centuries in four hours; who in the end, discusses the coexistence of any other efficient means to propagate the Ideal, like strike, like rebellion.
It is a mistake; a big mistake.
Propagating the Ideal of one or many determined ways; to believe that words have greater probabilities of getting through the dark spirit of the multitudes; to make use with ends of the theatre scene and dissapprove of individual propaganda for one or many considerations; everything that deals with leveling systems upon a base of personal criteria, is one of the biggest mistakes that we make either knowing so or by pure attitude of indifference.
The propaganda of the Ideal should not have limits; it must be done every hour and everywhere, with the word and with the book, with kindness and with rebellion; between our people and those we consider strangers, in the café and the boulevard, through the days and through the borders.
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