E U S E B I O C. C A R B O
Sexto: La lucha de clases.
Sáptimo: El automatismo de la revolución niveladora.
Tal es el enunciado de los extremos que sirven de base a una doctrina cuya finalidad principal estriba en reducir a cero el valor de ciertos factores cuyo influjo no puede ser negado por nadie en la marcha y en la evolución de las sociedades, ni en las costumbres, ni en el concepto del arte, del Derecho, de la justicia, de la vida, que culminen o preponderen en una ápoca determinada.
Y no es por mero capricho que se quieren destruir esos factores que impiden a las agrupaciones humanas estacionarse y perecer al fin, ya que ellos representan el impulso soberano en la carrera hacia adelante y el principal resorte dinámico de los afanes con que el pueblo, galvanizado con frecuencia por los ardores y por el ejemplo de las minorías actuantes, pugna por elevarse a una plano superior, sino porque esos factores niegan la posibilidad de darle al Estado aquella omnipotencia que constituye el único ideal del socialismo autoritario.
El individuo es -en cada período histórico y sean fueren las condiciones económicas y los modos de producción- el foco principal insustituíble de las vibraciones creadoras. Y ese foco queda reducido a categoría inferior, desaparece, se hunde o desempeña el torpe papel de autómata en el sistema ideado
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