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por Marx, cuya característica inconfundible es el Estado aplastando al individuo.
Hemos de verlo. No en base a las críticas formuladas por los anarquistas -enemigos jurados del Estado en todas sus formas, -sino mediante el testimonio de aquellos marxistas -Sorel y Leone, entre otros- que gozan merecida fama de sinceros, de cultos y de independientes.
Y, de paso, probaremos de una manera irrecusable que los puntos centrales de la dialéctica marxista, no son una creación de Marx, sino la copia -descocada en varios casos- de lo que otros crearon.
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