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E U S E B I O C. C A R B O
Es precio repetirlo con insistencia machacona. Puesto que los hombres necesitan en igual grado de los medios de transporte, de la vivienda, de la alimentación, del vestido, del estudio, etc., es obligado considerar que el avión, la casa, el libro, y las patatas-se trata de un ejemplo -- tiene una importancia equivalente.
Si la medida de valor de un objeto -- tal como pretende Marx -- radicaba en la cantidad de trabajo necesario para producirlo, ese valor no podría ser en ningún caso calculado sin desmontar de punta a rabo el Universo.
¿Quién sería capaz de justipreciar, no siquiera aproximadamente, el trabajo que haya costado la producción de la hoja en que voy estampando ahora mis pensamientos? ¿Y el del un alfiler? ¿Y el de los tiempos de imprenta? ¿Y el de la maquina en que estoy tecleando? ¿Y el de enseñarte a ti, lector, para que pudieras leer lo que escribo?
¿Es que cada una de esas manifestaciones de la virtud creadora del músculo y del intelecto no refleja el esfuerzo productor -- continuado, persistente, interrumpido -- de cien o de mil generaciones? ¿Cómo demarcar las diversas formas de la activad productora que intervienen en cada una de ellas? ¿Habría sido posible la fabricación de esta hoja de papel, o de una máquina, o de una alpargatas, sin el concurso del minero, del agricultor, del químico, del mecánico, del ingeniero, etc.?
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