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naciones. Cuando estas se vean sometidas a un arbitraje o a las responsabilidades de su conducta el crímen de la guerra disminuirá prodigiosamente. Semejante doctrina sostuvo con toda la autoridad que danlos millones Andrew Carnegie.
Encuentra Alberdi un vacio doloroso en la inexistencia de un juez de la penalidad internacional, porque cada Estado, en la resolucián de sus conflictos, es justificable, juez abogado, alguacil y verdugo.
La guerra mata la cuestián no la resuelve. Alberdi confía en la imparcialidad de las cortes de justicia internacionales llamadas a fallar en nombre del interés o del derecho interpretado por la mayoría de las naciones, los conflictos parciales que amenazan la tranquilidad de todas ellas, o los respetos debidos al derecho que a das ella protege.
En fin es de notar la analogía profunda entre las ideas de Wilson y las que Alberdi expuso con motivo de la guerra del 70 refiriéndose a la posibilidad y eficacia de la sociedad de las naciones.
Dijérase que el uno es continuacián del otro, continuacián lágica, como el acto lo es del pensamiento, sino tuviéramos el precedente del desinterés y la sinceridad del pensador y el precedente del egoismo, la hipocresía y la ambicián del gobernante.
D. ABAD SANTILLAN
LOS IMPERATIVOS DE LA PAZ
Sofismas y realidades
Cuando el complot de Sarajevo, que costá la vida al archiduque Francisco Fernando, heredero del trojjo imperial de Austria, era ya una realidad la declaracián de guerra. Aquel hecho fue el pretexto, posiblemente concertado, para dar un justificativo al atropello; como la defensa de Serbia, por parte de Rusia, y más tarde la de Réligica, por Inglaterra, sirvieron para cubrir apariencias, mientras la diplomacia secreta daba los últimos retoques a la obra más maestra de <camouflaje> polítco, y las alianzas, formadas de antemano, se preparaban para la lucha que había de ser definitiva para una de las dos partes beligerantes.
El sofisma sirviá de arma a todos los políticos. La guerra se considerá necesaria, no como la consecuencia lágica de la competencia comercial e industrial de los grandes capitalistas, las desmedidas ambiciones de los gobernantes y la tirantez de relaciones mantenida entre los grandes Estados, sino como algo más fundamental y humano. Los aliados alegaron la necesidad de destruir el imperialismo tentán, de auular la Alemania megalomana y casi barbara, de establecer el equilibrio universal medionte el desarme de los imperios centrales coaligados para destruir la civilizacián y el progreso de Europa y anular las más grandiosas conquistas del pensamiento humano. Francia, que tenia pendiente su rebancha desde el 70, se proclamá defensora de esos principios. La Inglaterra colonizadora y tuteladora de pueblos, alegá la tradicional liberalidad de sus costumbres, su papel de señora protectora de agenas soberanías y , fingiendo horrorizarse por el acto de las hordas invasoras de Bélgica (ella que usá del cálculo y la hipocresía para consumar en las Indias y el Transwal, el más inícuo atropello) aprestá sus sus corsarios para que cerraran las puertas de los océanos y sus legiones rubias para que, como antaño, fueran a las Galias a defender menguados intereses. ¿Y que podríamos decir de la Rusia autocrática, de la Rusia de los zares, desligada por completo, por su civilizacián y sus costumbres, de las naciones de occidente y, sin embargo, unida por groseros intereses a los gobierno liberales de Francia e Inglaterra? Las alian ---
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